Como maestra, la primera condición que establecí para este proyecto pedagógico de crecimiento personal fue… la ratio de las clases. Sabía incluso antes de comenzar, que los grupos serían reducidos para atender las necesidades de cada persona que llegara a mí, aceptando el compromiso y la responsabilidad de llegar a cada una de ellas. Cuando los niños llegan al aula, desean ser sentidos, escuchados, valorados, útiles en comunidad…Si tomamos un tiempo para reflexionar, estas necesidades no distan mucho de las necesidades que demandan las personas adultas.
En ese momento me planteé la siguiente reflexión, ¿qué hace posible el hecho de satisfacer tales necesidades? Sin duda, era y es…
Cualquier persona necesita un espacio para desarrollarse y sobre todo un tiempo respetuoso, que no atienda a exigencias, sino a compromisos y responsabilidades.
Una tarea esencial, consiste en provocar la oportunidad de parar. Sí, de parar. De quitar el piloto automático y reflexionar acerca de qué se quiere conseguir realmente, a dónde se quiere llegar, qué se quiere despertar…
Hace dos semanas, en nuestro aula de yoga (es nuestro laboratorio de vida), realizamos la siguiente experiencia: con una misma audición de fondo, tres grupos de yoga de diferentes edades (de 3 a 12 años) y en diferentes días, realizaron una actividad de mindfulness que consiste en garabatear dejándose llevar por la melodía. Era una audición instrumental. Días después, realizamos en cada uno de los grupos una gran exposición con todas láminas creadas a través de ese fluir que les supone desconectar por un momento del exterior. Fue un asombro para ellxs comprobar la gran diversidad de creaciones tras una misma audición y cumpliendo unas mismas premisas.
Con la realización de esta experiencia pudieron:
- Potenciar la capacidad de observación (observar los detalles, los trazos…) . Dar importancia a este hecho es fundamental, pues nuestro día generalmente se llena de acciones no significativas.
- Apreciar la diversidad ( actitud fundamental para la vida).
- Fomentar el pensamiento lógico-matemático (a través de la formulación de hipótesis: “¿Qué significará…? “, “¿Qué edad crees que tendría quien lo garabateó?”, este ha ocupado todo el espacio, ha realizado trazos más grandes…
- Desarrollar la inteligencia musical al realizar la experiencia con atención plena en la música, papel y lápiz.
- Desarrollar la Inteligencia emocional “¿Qué habrá sentido para elegir ese color?” “¿ Y por realizar esos trazos?”
La importancia de dedicar un tiempo respetuoso y de calidad con el niño y el momento, no radica en la duración de la experiencia en sí, sino en el tiempo que se le ofrece para apreciar, observar, expresar y comunicar un feedback sobre lo vivido, lo experimentado…porque ello, nos dará las claves para mejorar. Y a ellos, la capacidad de sentirse sentidos, escuchados, valorados y útiles.
Es una necesidad de primer orden que sientan que importan, porque IMPORTAN.
La educación, no es una parcela del día separada de la vida. En las escuelas se vive, al igual que se hace fuera de ellas.
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