Recientemente he estado escuchando diferentes conversaciones y debates acerca de la práctica del mindfulness y el yoga en el aula. Se escuchan frases como: “está de moda” o “¿para qué le va a servir eso en un futuro?”. Sin embargo, como se ha constatado en diversos estudios científicos la práctica de ejercicio antes de comenzar la jornada genera una mayor cantidad de oxígeno que llega al cerebro y que por tanto en términos de neurociencia, mejora y aumenta nuestra capacidad de concentración (sin ya mencionar que permite que nos sintamos mejor y como cita Jane Nelsen y repetiré hasta la saciedad “Funcionamos mejor cuando nos sentimos mejor”).
Con el mindfulness ocurre exactamente lo mismo. Con su práctica las mejoras en las personas están probadas empíricamente. ¿Cuándo debemos aplicar mindfulness tanto en el hogar como en el aula? Cuando lo que buscamos es abrirnos, armonizar y explorar el campo de la metacognición. Pero, ¿qué es la metacognición? simplificando se podría definir como la “capacidad de pensar sobre el pensamiento”. Por ejemplo, el autocuestionamiento es un es herramienta de control metacognitiva.
En este sentido, el mindfulness juega un papel realmente importante. Pasamos la mayor parte de nuestro tiempo pensando y profundamente sumergidos/as en fantasías y no le prestamos atención a los sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Nuestra atención está tan dispersa que lo que percibimos pasa por filtros taponados.
La práctica del mindfulness favorece la atención y conciencia despierta y es importante ejercitarla tanto en niños/as como en adultos/as (alumnos/as-maestros/as). No sólo nuestros sentidos se abren, sino que nuestro cuerpo se relaja y fluye libremente en la medida que estamos comenzando a experimentar de una forma diferente la manera en la que vemos nuestras tensiones, nuestros bloqueos y nuestras frustraciones. ¿Acaso no es una excelente manera de comenzar a autorregular nuestras emociones?
Nuestra mente está continuamente en movimiento de un lugar a otro elaborando y filtrando juicios, comparaciones, deseos, censuras, prejuicios, comportamientos aprendidos, traumas… todo se pone en juego en el escenario del aula y del hogar. ¿Qué podemos hacer para conseguir una mayor implicación en el aula? ¿Cómo podemos hacer que nuestra conciencia esté realmente presente en el momento? En primer lugar, creando momentos que nos permitan estar con nosotros/as mismos/as en silencio. Y en segundo lugar, enseñando a respirar, pues aunque es algo que hacemos de forma automática no somos conscientes de su gran poder, ni en la mayoría de los casos lo hacemos correctamente. Enseñar es como viajar a un lugar, a una tierra extraña donde tener en cuenta la individualidad de cada alumno/a reconociéndoles como seres realmente únicos/as y apasionantes, no es tarea fácil. Ser docente requiere tener un espíritu de aventurero, para estar dispuesto/a a explorar las neurodiversas situaciones que puedan emerger en el día a día. Si no tenemos ese auténtico espíritu de exploración, no aprenderemos que cada alumno/a, es un auténtica joya por sí misma.
La implicación del mindfulness en el aula tiene que ver con un retorno continuo al momento presente. Cuando los/as alumnos/as (y adultos/as) empiezan, les cuesta algo de tiempo llegar a estar atentos/as en todo momento, a descubrir cómo entra y sale el aire. Pero, poco a poco, van siendo conscientes de la respiración, las sensaciones, los sonidos, los pensamientos o las emociones.Sólo con mindfulness hay aceptación plena a lo que pasa, cómo pasa y cómo me siento cuando pasa.
En los siguientes posts, como ya se ha introducido el tema, iré colgando herramientas prácticas aplicables tanto al aula como al hogar dirigida no sólo a niños/as, sino también a adultos/as.
Si realmente queremos (y es necesario) una transformación educativa, necesitamos revolucionar nuestro aula con los aspectos más esenciales: escucha activa, aprendizaje cooperativo, establecimiento de proyectos que cubran todas sus inteligencias y sean realmente alentadores, enseñar a respirar, y todo ello con mucho amor y paciencia.
Deja una respuesta