En numerosas ocasiones las emociones se apoderan de nosotros/as manifestándose a través de: risas, nerviosismo, gritos, lágrimas, dolor de estómago, presión en el pecho… Darle nombre a estas expresiones emocionales no es tarea fácil. Requiere que paremos, miremos hacia dentro y tomemos conciencia de ellas. A veces, se puede confundir: la tristeza con el enfado, el miedo con la preocupación…y por ello necesitamos darle el nombre que realmente tiene para ser capaz de identificarla y comenzar a gestionarla.
Os invito a reflexionar en este punto, si a un adulto/a le resulta complicado tomar conciencia de ellas en diferentes momentos y gestionarlas, ¿qué ocurre en el caso de los niños/as?
Con los niños/as es aún más complicado, puesto que por su desarollo madurativo no cuentan con las herramientas necesarias para poder identificar y gestionar emociones. Son los adultos/as los/as que deben ACOMPAÑAR este proceso de forma respetuosa, como guías de su crecimiento y desarrollo. Mucha paciencia y amor.
Las emociones residen en nuestra amígdala. ¿Qué ocurre cuando se apodera de nosotros/as? ¿Qué ocurre cuando la amígdala toma el control? Como cita Goleman,D (2012) : ” cuando sufrimos un <<secuestro amigdalar>> nuestra atención es dirigida hacia el peligro en cuestión. Si estamos en el trabajo, al sufrirlo, no podemos concentrarnos en nuestro cometido, solo pensar en lo que nos agobia. La memoria deja de funcionar con normalidad y recordamos con más falicidad lo que tiene que ver con la amenaza y no tenemos tan claro lo demás, siendo incapaces de aprender”.
Como adultos/as podemos ser más conscientes de ello, de ese “secuestro amigdalar” y parar. ¿Qué puedo hacer para recuperar mi parte pensante? puesto que el cerebro de cada persona es único y diferentes al del resto, podéis ir probando diferentes herramientas de la lista que os dejo. Además, podéis ir incluyendo nuevas herramientas que descubráis y os resulten útiles. Eso sí, deben ser respetuosas con uno/a mismo/a, con los/as demás y saludables. Se trata de crear en nuestro interior un abanico de recursos prácticos que nos permitan poder gestionar nuestras emociones de una forma sana.
Como sabemos, los niños/as copian nuestros patrones de comportamiento. Si ven en nosotros/as, sus guías, una manera sana de gestionar las emociones, ellos/as también las incorporarán.
Otra herramienta fundamental para la gestión emocional (toma de conciencia, identificación y control) es la creación del espacio fuera positivo ( un término creado en disciplina positiva). Os lo dejo en el siguiente post de Gestión emocional: espacio fuera positivo II.
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