De forma natural las personas en diversos momentos se encuentran con dificultades en sus vidas. Dependiendo del entorno y la zona del mundo en la que se viva, los conflictos, circunstancias adversas o problemas que se deben afrontar son diferentes… porque su naturaleza lo es.
En las aulas y en el hogar también existen estos conflictos: ante una tarea que no se sabe cómo realizar, una emoción desbordante para manejar o incluso una experiencia que genera un gran malestar. Ante una situación de estas características, como adultos es aconsejable preguntarse antes de tomar acción:
Sabemos que capacitar, consiste en ofrecer a las personas (hijos, alumnos, otros adultos) la oportunidad de pensar y tomar acción acerca de un hecho. En definitiva, una gran posibilidad de fomentar la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de resiliencia.
Desde la psicología positiva, si se presenta un conflicto o circunstancia adversa a la que enfrentarse, seguir en orden los siguientes pasos sería una buena manera de llegar a adquirir una valiosa herramienta de gestión emocional:
- Relatar los hechos de la forma más objetiva posible.
- Enunciar cómo nos sentimos, utilizando “mensajes yo”. Por ejemplo: me he sentido, me siento…
- Comunicar la necesidad que provoca el conflicto.
- Buscar alternativas para solucionarlo.
La implementación de estas pautas supone a nivel cognitivo, la adquisición de una gran estrategia de resolución de problemas que cualquier persona podrá utilizar a lo largo de toda su vida. De hecho, no sólo se estará ayudando a capacitar, sino también a empoderar (yo puedo), potenciando así su autoconcepto y autoestima.
Por otro lado, el rescate, es muy efectivo de forma inmediata puesto que el bienestar que genera en el niño/adolescente y adulto es inmediato, sin embargo, no presenta ningún beneficio para ambos. El rescate consiste en pensar y tomar las decisiones o acciones por el niño/adolescente u otra persona. Es lo que se resumiría con la frase de “darle todo hecho”. Con ello, el niño no ha aprendido nada y el adulto tampoco ha favorecido dicho aprendizaje.
Es realmente importante que en la infancia y la adolescencia especialmente, se tenga el tiempo y el espacio para pensar, para formular hipótesis, para comprobarlas a través del ensayo y error, para equivocarse, aprender y desaprender.
Os dejo una breve e interesantísima conferencia de Richard Turere, un niño natural de Kenia que tuvo esa gran oportunidad.
Un abrazo y feliz día,
Isabel Bersabé
Deja una respuesta