Este tema ha sido y es uno de los más recurrentes y necesitados en educación. ¿Qué puedo hacer para empoderar a los niños? ¿para que focalicen en soluciones? ¿para que sientan que “pueden”?
En primer lugar y lo más importante es, darles la oportunidad de hacer. Los niños (al igual que cualquier persona), saben que tienen “poder de hacer”. En este sentido, si no les ofrecemos la posibilidad de mostrar su capacidad de hacer de forma constructiva, lo harán de forma destructiva (con una actitud equivocada y no aceptada socialmente en cuanto a su comportamiento). Para ello, es conveniente poder incluir en nuestra vida diaria las siguientes recomendaciones:
- Involúcrales de forma activa en la vida diaria: rutinas, responsabilidades y hábitos. Es decir, en un momento de alimentación el niño/la niña puede encargarse de poner las servilletas, platos o incluso de elegir una música de fondo instrumental para escuchar durante ese momento de disfrute y de encuentro. Si muestran una actitud poco colaboradora al comienzo y sobre todo a la hora de vestirse o desvestirse se le puede decir: ” yo tengo pongo una zapatilla y tú te pones la otra, ¿de acuerdo?”. Es importante saber que su acción importa y que los adultos están ahí para acompañar el proceso.
- Permíteles tomar decisiones. Es necesario que poco a poco vayan adquiriendo la capacidad de tomar decisiones. Esto les aportará seguridad y fomentará el empoderamiento a nivel personal y social. Las decisiones que tomarán estarán limitadas por las opciones que le facilite el adulto. Por ejemplo: “¿Prefieres el yogur de fresa o de coco?”/ “Nos vamos a la calle, ¿te pones el abrigo tú solo/a o necesitas ayuda?”/ El tiempo de televisión ha terminado, ¿apagas con el mando o con el botón?”.
- Utiliza un lenguaje que involucre al niño. En disciplina positiva la manera de comunicar, de hablar y de relacionarnos con uno mismo y con los demás siempre va a ser de forma firme y amable. Disciplina positiva es una forma de educar y de vivir que permite el empoderamiento de la infancia y de la adolescencia. Es respetuosa con la infancia/adolescencia, con la situación y con uno mismo. Como sabéis, realizado talleres y consultas acerca de ello.
- Recompensas vs capacitar. A menudo se utiliza la recompensa (de forma material: regalos, pegatinas… y no material: a través del lenguaje verbal y no verbal (“¡qué bien lo hiciste!”, “fenomenal, tal y como te dije”, “es que eres tan bueno/a…”)), como una forma de reforzar el comportamiento positivo o “adecuado” del niño. En este punto, es conveniente recordar que la recompensa genera dependencia emocional por parte del niño. Así, cuando haga algo, si no obtiene esa recompensa, nacerá en él/ella la inseguridad de saber si lo ha hecho bien o no. ¿Qué se puede hacer? Utilizar expresiones en las que se sienta tenido/a en cuenta, sin generar etiquetas, como por ejemplo:
- Lograste tu meta. ¿Cómo te sientes?
- Me interesa mucho lo que has construido/ a lo que estás jugando, ¿puedes contarme más sobre ello?
- Sé que te sientes enfadado/a. ¿Buscamos una manera de solucionarlo? (siempre validando la emoción primero). Lo que se busca desde disciplina positiva es CONECTAR antes de corregir.
- Sé que te sientes triste. ¿Qué crees que podemos hacer para que te sientas mejor? ¿Qué te ayudaría a sentirte mejor?
- Gracias por colaborar/por tu ayuda. Te quiero.¿Se os ocurriría alguna expresión más que involucre al niñx y le permita empoderarse?
Deja una respuesta